domingo, 17 de octubre de 2010

Entonces el beso conocía el norte y el sur...

Entonces el beso conocía el norte y el sur,
el este y el oeste de toda cartografía
como si antes de labio en medio de la lluvia
hubiera sido rosa de los vientos
o brújula del corsario de los siete mares.
Nada estaba preparado
-dormían las leyendas su sueño abisal-
y sin embargo no cabía margen alguno de error:
cada noche atracaba en su alborada,
cada zozobra en su bahía,
cada deseo en su rompeolas.
Así era el amor,
volver a casa
con la red llena de certidumbres
nunca un naufragio en alta muerte
silenciosa
como ahora.

                                   Almudena Guzmán

viernes, 1 de octubre de 2010


...o duermo y dejo la puerta
de mi habitación abierta
por si acaso se te ocurre regresar;

(Que se llama soledad, Joaquín Sabina)