Sin frenar en las curvas,
siendo franco con uno mismo,
manteniendo la misma velocidad
que describía tu trayectoria
cuando aún era visible el camino
y observabas tu futuro más cercano, predecible,
cómo se acercaba, abriéndose
para ti a cada paso, obligando al horizonte
a pensarse en expansión, un ser en movimiento o una frecuencia
que dejó el dibujo de tu latido
e hizo del tiempo
tu propio instinto
de supervivencia;
…y en el preciso instante
en que comenzábamos
frenéticos a tomar la curva
tú me preguntaste
por la posición del sol,
“ya sé lo que insinúas”, te contesté,
hice los ajustes necesarios al cinturón
y te diste cuenta que ya era tarde para intentar reconocer
las sombras de las formas. Juan Behekoa
No hay comentarios:
Publicar un comentario