Dejarse de pautas, de tiempos,
d’espectáculos vacíos…; dejarse
de tantas –incontables- conversaciones.
Dejarse de inequívocos que no son
ni los suficientes,
ni los adecuados,
y sólo traen –no pocas- equivocaciones.
Cesar de sustancia…
y comenzar a tender puentes
entre los cuerpos tan llenos de mi ausencia.
Adoptar una pose, un’actitud
de desidia.
Confundirse uno mismo con las mareas
hasta el punto
de ser un único movimiento
a la deriva;
y no sucederte distinto
a los meses y las semanas
que le quitan horas de luz al otoño
Pensarse un poco menos muy
poco a poco.
Llegar, incluso, a momentos
en que no te piensas si no es
como referencia.
Dejarse de todo
sin tomar nada a cambio,
pero dejarse: no más síntomas
con teorema, no más ensayos,
no más explicaciones
para los latidos
d’este diagrama.
Dejarse de pasados, dejarse de destinos.
Dejarse de palabras.
Juan Behekoa
miércoles, 19 de octubre de 2011
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